#ElPerúQueQueremos

FUENTE: PÁGINA DE FB DE CORRIENTE AMARU

Es la hora de una izquierda socialista, feminista y ecologista

Publicado: 2020-10-27

En el tercer número de la revista “Época Socialista” se publicó el artículo “Es la hora de los socialistas”, escrito por Omar Cavero, coordinador general del Movimiento Socialista Emancipación (1). En dicho artículo, Omar hace un acertado diagnóstico del actual momento político, caracterizado por una ofensiva de las clases dominantes en plena crisis social por la Covid-19 y la agudización de los antagonismos de clases, y cierra con un llamado a la unidad de los núcleos socialistas para emprender un proyecto de refundación de la izquierda revolucionaria peruana . Esto desde ya nos invita a volver a pensar en términos estratégicos, luego de la derrota sufrida por la izquierda revolucionaria en las décadas anteriores. Respondiendo afirmativamente a ese llamado, en el presente artículo me propongo aportar con algunas ideas que espero sigan animando la discusión.    

Un primer punto que quiero subrayar es que la unidad de l@s socialistas está lejos de ser una articulación frentista o una mera unidad táctica en torno a objetivos concretos. Hablar de unidad de l@s socialistas implica retomar la vieja discusión acerca de la “cuestión del partido”; claro está, incorporando nuevas cuestiones teóricas y metodológicas sobre la construcción política, y cuidando de no repetir viejos modelos organizativos al margen del contexto histórico.

Si la unidad de l@s socialistas tiene por objetivo construir una organización política (sin entrar a discutir aún la forma específica de esta) con arraigo e incidencia en las clases trabajadoras y populares, capaz de organizar sus luchas, la primera pregunta que se deriva de ello es ¿Cómo construimos esa organización? ¿Cómo damos el salto cualitativo de pequeños grupos de militantes revolucionari@s, con débil presencia e influencia en las clases trabajadoras y populares, a una fuerza política verdaderamente útil para la lucha de clases?

La construcción política de cara al actual periodo histórico

El llamado a la unidad de los núcleos socialistas y a la refundación de la izquierda revolucionaria, hecho por l@s compañer@s de Emancipación, se sitúa en un contexto histórico “marcado por la caída del bloque soviético, la despolitización general, el repliegue del movimiento social, el viraje liberal de la izquierda oficial y el abandono de la producción marxista, entre otros varios aspectos”.

Este es un punto clave teniendo en cuenta que la construcción de las herramientas políticas debe plantearse de cara a las condiciones históricas en las que vivimos. Por tanto, a lo dicho por Omar habría que añadir que el actual periodo histórico se caracteriza por la continuidad del neoliberalismo y el desarrollo de luchas y movilizaciones en una situación defensiva, de reflujo, de las luchas de clases; lo cual se expresa no solo en la dispersión y debilidad de las luchas sociales, sino también en el peso de las lógicas institucionales y la esperanza del “mal menor”.

Pero también, en los últimos quince años, hemos visto configurarse un espacio de oposición al capitalismo extractivista y patriarcal, con la emergencia de movimientos sociales, como el feminista, y de opciones electorales opuestas al neoliberalismo, que han logrado victorias a nivel regional (Susana Villarán en Lima, Gregorio Santos en Cajamarca y Vladimir Cerrón en Junín, los tres en el año 2010) y nacional (el triunfo de Ollanta Humala y Gana Perú en el 2011) o un peso importante en el escenario nacional (como la candidatura de Verónika Mendoza y el Frente Amplio en el 2016). Luego de 30 años de neoliberalismo, se ha abierto un espacio para construir alternativas al capitalismo, sistema cuya incapacidad para garantizar una vida digna para las mayorías ha quedado revelada, de forma dramática, con la pandemia de la Covid-19.

Es cierto que, en este contexto, algunos sectores socialistas han optado por construir políticamente dentro de partidos o movimientos de izquierda que se ubican en oposición al neoliberalismo, pero sin llegar a asumir una perspectiva de ruptura con el sistema capitalista. Sin que se trate de procesos opuestos o excluyentes entre sí, el camino que acá se propone es distinto: la construcción no sólo de un partido o movimiento de carácter antineoliberal, sino de una organización socialista, que se plantee de forma explícita una ruptura con el capitalismo y, por tanto, rechace la lógica política de la gestión del sistema capitalista. Lógicamente, la formación de un partido o movimiento socialista no niega la posibilidad de construir plataformas más amplias, de carácter antineoliberal, junto a otros sectores de la izquierda política y de los movimientos sociales.

Una organización socialista amplia, con delimitaciones estratégicas incompletas

Plantear la unidad de l@s socialistas trae de vuelta -de modo inevitable- las discusiones acerca de la estrategia y el programa para la revolución. El llamado a la unidad formulado por l@s compañer@s de Emancipación está dirigido a los “revolucionarios socialistas”, al mismo tiempo que reconoce que, dentro del movimiento socialista, existen muchas corrientes y tendencias, con distintos orígenes y caracterizaciones. Si la izquierda revolucionaria es aquella que -más allá de nombres y símbolos- se dota de un programa y una estrategia revolucionarias, ¿cuán definidos han de estar ese programa y esa estrategia? En otras palabras, ¿Qué tan delimitadas han de estar las cuestiones programáticas y estratégicas, base de la unidad de l@s socialistas? Parafraseando un viejo dicho podemos decir: “Ni tanto que quemen la Unidad ni tan poco que no la alumbren”.

Volviendo a la caracterización del actual periodo histórico, la formación política que construyamos debe responder a la crisis de la izquierda, tras años de desarme teórico y estratégico, que nos han colocado en una situación de dispersión organizativa y debilidad ideológica, así como a la situación global de la clase trabajadora y los movimientos sociales.

Si nos planteamos unir a l@s socialistas de diferentes tradiciones y tendencias, hemos de reconocer que difícilmente dicha unidad podrá basarse en un consenso acerca de la totalidad de cuestiones teóricas, programáticas y estratégicas, etc. que, en cierto modo, forman el ADN de cada corriente o tendencia que existe dentro del movimiento socialista.

Por tanto, la unidad de l@s socialistas no requiere actualmente de un programa y una estrategia completamente delimitados, más bien, esa unidad puede plantearse sobre la base de delimitaciones estratégicas incompletas, definiendo algunas cuestiones fundamentales (ineludibles si no queremos definirnos únicamente en oposición a la “izquierda institucional” o a partir de referencias vacías al socialismo o al anticapitalismo), mientras que otras delimitaciones pueden quedar pendientes.

Sin que se trate de un listado cerrado o definitivo de estas cuestiones, a continuación planteo tres orientaciones que considero son fundamentales:

• La primera es que, como socialistas -y, por ende, anticapitalistas- nuestra lucha no solo es contra el modelo neoliberal, sino contra el sistema capitalista, lo cual supone rechazar cualquier lógica política de gestión del capitalismo (como la que anima las propuestas de sectores socialdemócratas y socio-liberales). A partir de eso, tocaría discutir cuáles son las implicancias tácticas de dicha orientación estratégica: ¿implica o no el rechazo a participar de coaliciones electorales y/o de gobiernos de “centro-izquierda”, y su variante de “izquierda-centro”, junto a sectores políticos burgueses?

• Un segundo tema tiene que ver con el carácter decididamente feminista y ecologista que debe asumir el proyecto socialista. Reconocer la centralidad de la lucha de clases, en tanto eje de articulación, no debe llevarnos a mantener una “jerarquización de las luchas” que termina postergando las demandas feministas y ecologistas, y cediendo al conservadurismo y las miradas extractivistas en nuestras filas. Por el contrario, cualquier proyecto que se proponga ser un instrumento político de la clase trabajadora, debe ser, además de socialista, feminista y ecologista. Esto ha de reflejarse en su programa y su práctica, los cuales deben integrar las luchas y reivindicaciones específicas de las mujeres y las LGBTIQs contra la opresión heteropatriarcal, así como de los movimientos indígenas y campesinos en defensa de sus territorios y los bienes de la naturaleza, como cuestiones de primer orden.

• Una tercera orientación tiene ver con construirnos como una izquierda para la lucha de clases, lo cual implica una estrategia basada en la auto-organización de las clases trabajadoras y populares; una estrategia anclada en los movimientos sociales, los barrios y los centros de trabajo, que integre las luchas laborales, feministas, ecologistas, de los pueblos originarios y de la diversidad sexo-genérica. Esto implica rechazar el electoralismo y la política colaboracionista de la izquierda institucional, a la vez que se desarrolla una política de frente único dentro de las clases trabajadoras y los movimientos sociales, promoviendo la organización y movilización unitaria de l@s explotad@s y oprimid@s contra el neoliberalismo, el heteropatriarcado y el extractivismo.

Si queremos construir una organización política capaz de reunir en su seno a las distintas tradiciones y tendencias socialistas, esta tendría que tener delimitaciones estratégicas incompletas, es decir, basar su unidad en algunas cuestiones fundamentales, a partir de las cuales debería existir una comprensión común de las tareas políticas inmediatas. Ello no tendría que implicar la renuncia de cada corriente o tendencia a su identidad, por el contrario, asumir la diversidad del movimiento socialista debería llevarnos también a reconocer el derecho de cada corriente o tendencia a existir como tal.

Ir más allá del reagrupamiento: un partido/movimiento dentro de los movimientos

El segundo tema que quiero tocar tiene que ver con las vías o fórmulas de construcción de una organización socialista, feminista y ecologista que sea el instrumento político para la lucha de clases trabajadoras.

Cabe preguntarnos si deberíamos reeditar viejas fórmulas de reagrupamiento de organizaciones o si, más bien, tendríamos que ensayar nuevas vías que nos permitan no solo unir a las organizaciones socialistas de varias tradiciones y tendencias, sino también incorporar a las generaciones de activistas anticapitalistas, sin militancia partidaria, que albergan los movimientos sociales. Esto sobre todo luego de varias décadas de “crisis de los partidos”, incluida la burocratización de los partidos de izquierda y la derrota de experiencias revolucionarias.

No existe un modelo que podamos establecer de antemano, más bien, tendremos que ir discutiendo y encontrando la mejor fórmula. De lo que se trata es de construir una organización socialista, feminista y ecologista, lo suficientemente amplia y plural como para convocar en su seno a corrientes políticas de diferentes historias y tradiciones, junto a núcleos y activistas anticapitalistas provenientes del movimiento sindical, los feminismos populares, la disidencia LGBTIQ y demás movimientos sociales. Es decir, un partido/movimiento dentro de los movimientos.

 

(1) Posteriormente, l@s compañer@s de Emancipación han publicado en su blog el pronunciamiento “La hora de los socialistas. Por la unidad de los núcleos socialistas y la refundación de la izquierda revolucionaria”, en similares términos que lo planteado en el artículo de Omar; por ello, en el presente artículo me referiré indistintamente a ambos textos.


Escrito por

Daniel Siguas

Socialista. Abogado y sanmarquino tirapiedra. Miembro de Corriente Amaru. Algo cinéfilo y gustoso del rock.


Publicado en